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domingo, 29 de septiembre de 2013

Mi adicción.

Me despierto con lágrimas en los ojos, todavía no se habían desvanecido de la noche anterior. ¿Cómo conseguiré salir adelante? No puedo olvidar el pasado, aquellas noches se quedarán entre las paredes de mi cerebro para siempre.
Me miro al espejo de mi baño, me siento como una auténtica puta, es más, soy una auténtica puta. Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos, no puedo más.
Hace algunos meses me enteré de que mis padres estaban pasando por un delicado momento económico, me di cuenta poco a poco que cada vez había menos en la nevera, supe en ese momento que cualquier día nos podían echar de la casa. Empecé a buscar trabajo para ayudarles, pero en ningún trabajo cobraría lo suficiente para pagar todas las deudas. Un día me estaba dirigiendo a un bar para hacer una entrevista de trabajo cuando me encontré a una chica que me preguntó:
-¿Quieres ganar mucho dinero en muy poco tiempo?
Acepté, me daban igual los modos, necesitaba el dinero. 
-¿En qué consiste el trabajo? -pregunté.
-Verás, tú tienes que servir copas y bailar un poco, y luego si quieres ganar el triple de dinero charlar o lo que sea con los clientes.
Entonces fue cuando entendí a la perfección que el trabajo era como prostituta, y, aún así, acepté.
Pasaban las noches y cada día me sentía más asqueada conmigo misma, pero seguía haciéndolo hasta conseguir una cantidad considerable de dinero y decidí que no volvería a ese bar.
-Nunca más -me repetía constantemente mirándome al espejo.
Desde ese día, cada vez que quería dinero recurría a la asquerosa solución de siempre.
Aunque llore todas las noches, siempre volveré a hacerlo, es algo que no puedo parar, es mi adicción.

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